La nazificación del trabajo
Por Nicolás González Varela (y un texto inédito de Martin Heidegger)
Heidegger, ¿un nazi típico?: los discursos, conferencias y proclamas políticas del filósofo más influyente e importante del siglo XX, Martin Heidegger, pronunciados entre los años 1933 y 1934 han sido editadas por primera vez en alemán en el tomo 16 de las obras completas, las Gesammtausgabe, llamadas “integrales”. Constituyen un brulote de prosa ultranazi. Las lecturas de estos textos nos revelan no sólo el compromiso radical del filósofo con Hitler, sino que ni la brutalidad policial, ni los campos de concentración, ni la quema pública de libros, ni la persecución a judíos y comunistas, ni la instauración de una dictadura de partido único, ni siquiera la matanza ilegal y atroz de los militantes de las SA en junio de 1934, hicieron mella en sus creencias políticas. Hace falta evocar estos textos (inéditos en español) para penetrar en este período negro y distinguir hasta qué punto está comprometida la filosofía heideggeriana con el nacionalsocialismo. Es más: Heidegger no duda en ir más allá del centro de oscilación ideológico del nacionalsocialismo: es un entusiasta radical de los nuevos campos de trabajo forzados, exalta a la raza endurecida, alaba a la guerra como única salvación posible, está convencido de la sanidad racial del pueblo alemán a través de la eugenesia, es un antimarxista rabioso. El semestre del invierno europeo 1933-1934 es el período más activo del filósofo y ahora Rektor-Führer Martin Heidegger: de mayo de 1933 a noviembre de 1934, a lo largo de cuatro cursos universitarios, realiza más de veinte discursos y conferencias donde pone su filosofía al servicio de la consolidación del NS-Staat. El discurso que presentamos por primera vez traducido al español es un ejemplo de la fascinación de Heidegger por una de las instituciones más típicas del estado nazi: los campos de trabajo (Arbeitslager). Los campos no sólo servían como reeducación, sino como una manifestación sin mediaciones “liberales” o “marxistas” de la comunidad racial-popular, la “Volksgemeinschaft”. Pero Heidegger no solo es un teórico völkisch, su pasión la llevó a la práctica: organizará un campo en Todtnauberg, cerca de su mítica cabaña de montaña, su Hütte, del 4 al 10 de octubre de 1933. Sus participantes serán estudiantes que pertenezcan obligatoriamente a las SA, SS y eventualmente la organización hermana de los Stahlhelm. Sus integrantes marcharán con sus uniformes pardos desde Freiburg, en orden militar cerrado con el brazalete con la svástica. Günthers Anders, el malogrado pensador marido de Hanna Arendt, poseía una carta postal de propaganda del NSDAP de Freiburg, donde podía verse al Rektor Heidegger desfilar con el uniforme pardo a la cabeza de las SA de la ciudad. También recordaba que durante todo ese año Heidegger daba sus cursos con la camisa parda y que los estudiantes debían saludar con un ¡Heil Hitler! No nos sorprende entonces el entusiasmo y el amor militante de Heidegger en este discurso por no sólo militarizar la vida universitaria, sino transformar el concepto de trabajo en la versión nacionalsocialista. Si el trabajo era para Marx esa mercancía especial que permitía, a través de su doble carácter, explicar el secreto de la explotación bajo el capitalismo, para el fascismo en general el plusvalor no es histórico sino eterno, y lo que debe modificarse es el principio de organización social basado en lazos formales y reorganizarlo bajo la identidad de la Tierra y la Sangre. Ahora sí tiene sentido ese lema que se presentaba como una broma siniestra, El trabajo a la comunidad nacional nos hace libres, “Arbeit macht frei”. Y justificar el universo de los campos, en sus diferentes versiones, como instituciones no sólo legítimas sino necesarias para la existencia del pueblo alemán como tal.
El Servicio de Trabajo del Imperio (RAD) y la Universidad Alemana
(20 de Junio de 1933)*
En el futuro la escuela no disfrutará de su antigua posición exclusiva en la educación. Con el RAD (“ReichsArbeitsDienst”) se ha levantado una nueva y decisiva fuerza educativa (“Erziehungsmacht”). El Campo de Trabajo (“Arbeitslager”) ahora toma su lugar al lado del hogar, de las ligas juveniles, del servicio militar y de la escuela.
En el Campo de Trabajo (“Arbeitslager”) vemos realizarse, concretamente, el lugar de una manifestación nueva y sin mediaciones de la Comunidad del Pueblo (“Volksgemeinschaft”). Los jóvenes alemanes, en el futuro, podrán ser gobernados por el conocimiento del trabajo (“vom Wissen um die Arbeit”), saber en el cual el Pueblo concentra su fuerza, en el orden para experimentar la dureza de su existencia (“Dasein”), preservar el impulso de la propia Voluntad, y aprender nuevamente el valor de sus múltiples habilidades. El Campo de Trabajo (“Arbeitslager”) es, al mismo tiempo, un campo de entrenamiento de Líderes de todos los grupos sociales y profesiones (“Schulungslager für das Führertum in allen Ständen”). Lo que cuenta en el campo es la actividad ejemplar y el trabajo en conjunto, pero no establecido por quien supervisa. En cuanto a aquellos que tienen la ocasión de hacer una ‘pequeña visita”, ellos no se aproximan ni cercanamente a la realidad de los campos de trabajo y a su novedad.
El Campo de Trabajo (“Arbeitslager”) no sólo despierta y educa en el conocimiento de la comunidad trabajadora a todos los grupos sociales (“die arbeitende Gemeinschaft aller Stände”), sino que en el futuro este conocimiento del trabajo, arraigado en las almas de los jóvenes alemanes, podrá tener también un efecto purificador sobre la escuela y podrá entonces legislar qué es lo que se puede y qué es lo que no se puede, lo que se debe y lo que no se debe.
El Campo de Trabajo (“Arbeitslager”), como institución educativa, institución autónoma, con su peculiares características y en propio derecho, se vuelve una fuente nueva de todas esas energías por las que todas las otras instituciones educativas, sobre todo y especialmente la escuela, están forzadas a decidir (“zur Entscheidung”), y en consecuencia, a transformarse.
Nuestra Universidad esta rodeada en su vecindad inmediata por los Campos de Trabajo del “RAD”, que están co-dirigidos y supervisados por maestros de esta institución.
El Campo de Trabajo (“Arbeitslager”) una nueva realidad (“neue Wirklichkeit”) está presente. Esta realidad sirve como un símbolo del hecho de que nuestra Universidad esta abriéndose a sí misma a la nueva fuerza educativa encarnada en el servicio al trabajo, al RAD. Campo de Trabajo y Universidad están resueltos a traer juntos, en un recíproco tomar y dar, las fuerzas educacionales (“erzieherischen Mächte”) de nuestro pueblo dentro de una Totalidad (“Einheit”) nueva enraizada y arraigada, y a partir de la cual el pueblo se empeña, en su estado, de actuar por su destino colectivo (“Schiksal”). Triple ¡Sieg Heil!
M. Heidegger, Rektor
(El texto fue tomado del original editado por Guido Schneeberger en Suiza en los sesenta. Se ha contrastado con las pésimas traducciones al francés y al italiano, así como la versión en inglés. Traducción: Nicolás González Varela)
Foto: Leonardo Poniz
abril 18, 2007 a las 12:19 pm
«el filosofo mas importante e influyente del siglo XX» y eso?? segun quien?
abril 18, 2007 a las 12:29 pm
Sì, es cierto que Heidegger era nazi. Hay un libro de un filòsofo chileno que se llama Farias: Heidegger y el nazismo.
abril 18, 2007 a las 12:30 pm
Imbuído de las lecciones aprendidas de Marcelo Pompei en su post sobre Junger (cito) : “Es menester calar la lógica de la violencia, guardarse de hermosear las cosas (…), y guardarse asimismo de desempeñar el infame papel de los burgueses, que desde lo alto de sus seguros tejados moralizan a quienes intervienen en un terrible conflicto. Quien no esté mezclado en él, que dé gracias a Dios, pero eso no lo legitima para convertirse en juez.” París, 26 de mayo de 1944. Radiaciones II. Ernst Jünger» (fin de la cita), pregunto : ¿ no podía ser 1933 un año algo temprano (la guerra terminó en el 39) que pudiera justificar algún optimismo inocente (me refiero a naif) respecto del nazismo ?
abril 18, 2007 a las 1:28 pm
Janfiloso: no.
abril 18, 2007 a las 1:51 pm
no, definitivamente
abril 18, 2007 a las 2:09 pm
No me parece. El optimismo inocente es, justamente , burgués, y tipos como Heidegger y Junger son antiburgueses natos. también es ciero que Heidegger en una carta a Marcuse puntualiza que su colaboración con el nazismo terminó en el 34 y que si después eso no manifestó su convicción opositora fue por miedo a perder la vida. pero me parece que no basta para calificar a Heidegger como nazi en tanto filósofo estos textos. habría que descular Serr y Tiempo y ver si hay imbricación entre sus postulados más puramente filosóficos y la ideología general de la derecha alemana que terminó decantándose en el nazismo.
abril 18, 2007 a las 2:47 pm
Acuerdo con Maiakovski. Una cosa son estos textos y otra su filosofía. A quien nombró el libro de Farías, le recomiendo lo lea con mucho cuidado y que estudie la biografía del biógrafo. No sé si es posible opinar sobre cuestiones como esta. Es necesario argumentar. Pero no creo que estos textos puedan articular con «Ser y tiempo» y otros más. Abraham y el autor del artículo pueden decir algo al respecto.
abril 18, 2007 a las 2:58 pm
entonces hablen con Pompei o con Junger, pero no me critiquen a mi que hago un esfuerzo por aprender de lo que leo; esto en joda; en serio, me gusta el razonamiento de Junger, con el diario de mañana todos somos sabios respecto de los buenos y los malos; la clave es acertar en el instante único e irrepetible en que se toma la decisión y ese instante no vuelve a ocurrir; y si al decidir te equivocaste ¿ que ? ¿ es acaso Heideger «culpable» ?, ¿ culpable de que ? ¿ de haber evaluado mal la situación ? ¿ de ser alemán en el momento en que un aparente iluminado devuelve a alemania la autoestima perdida ? ¿ de no ser gitano o judío ?
Tal vez no sea el mas importante e influyente del siglo XX, pero sin duda fue trascendente ¿ acaso se reduce su trascendencia porque no tuvo la inteligencia de ver en que se convertiría Hitler ?
abril 18, 2007 a las 3:03 pm
mientras llega mi anterior post, pregunto a maiakosky, si el optimismo cándido es burgués, ¿ cómo se denomina el sentimiento comparable de los antiburgueses ? ¿ debo entender que los antiburgueeses no tienen comportamientos espontáneos, sólo actitudes racionales intencionales ?
abril 18, 2007 a las 3:08 pm
Respecto al marco histórico, algo de razón puede tener Janfiloso.
En 1933 Hitler es nombrado canciller del Reich. Casi inmediatamente a través de un conjunto de delegaciones de otros poderes (suena familiar, no?) se convierte en dictador, siendo la frutilla de la torta el establecimiento del Führerprinzip. El führer era así una especie de expresión de la conciencia del pueblo, y determinaba sus necesidades, siendo innecesaria cualquier forma de mediación. Obvio, la no aceptación implicaba una traición a la patria.
Inmeditamente se comenzó con el hostigameinto y la persecusión de disidentes y minorías raciales.
De todas maneras, la segregación racial se fundamentó legalmente en 1935, con la Ley de Nüremberg.
En 1936 se reocupó Renania militarmente, y este sería el puntapié inicial a un crescendo, que terminaría en la guerra mundial; pero que hasta ahí tenían para el pueblo alemán un carácter reivindicatorio.
Hitler llegó apoyado en un conglomerado de apoyos y fundamentaciones que catalizaron tras su figura. Estas fundamentaciones (político, histórico, filosóficas) las compartía en buena parte Heidegger.
Así que puede ser que para los años 33, 34 (año de su renuncia) nuestro amigo fuese presa de una especie de fervor nacionalista que lo indujese a apoyar al nazismo.
Pero quedan algunas preguntas:
– Se puede perdonar que un intelectual adhiera a algo como el Führerprinzip?. No es como demasiado pensar que en manos de un hombre está algo tan trascendente (para Heidegger) como el destino de la nación alemana?.
– Cuantos alumnos y compañeros de cátedra deben ser hostigados, perseguidos, cesanteados para empezar a pensar que algo está muy mal?. Uno, dos, un montónazo?. Cuanto tiempo debe pasar?. Un día, un mes, un año y pico?.
– Que respeto intelectual le merece a sus acólitos un personaje que pide se grite el «heil Hitler!»?.
– Que crítica seria se ha hecho a esa etapa de su vida?.
– Sí es «el filósofo mas importante e influyente del siglo XX”.
Su obra ha influído en un enorme grupo de pensadores. Entonces, estos pensadores que lícitamente siguen a Heidegger, y que han apoyado buena parte de sus formulaciones en esas ideas, no deberían al menos mostrar algún tipo de cautela respecto a sus afirmaciones sobre el mundo?. (pienso en Foucault, Derrida; y particularmente en Paul Ricoeur).
abril 18, 2007 a las 3:58 pm
Había un libro (creo que de Paul Johnson) que pretendía desmitificar a ciertos genios; p. ej. decía que Einstein le pegaba, maltrataba y agredía a su mujer; ¿ y a mi que me importa si hablo de ciencia ? ¿ afecta en algo eso a la teoría de la relatividad ?
Tal vez para la filosofía sea distinto, entonces cabría la pregunta final de Mickey;
pero entonces el apotecma es demasiado duro : cualquier persona que hubiera alguna vez, de alguna forma y por cualquier período de tiempo, haber creído y apoyado a Hitler, jamás será leído y valorado en ningún ámbito académico y cualquier afirmación que realice quedará para siempre teñida de ese error intelectual, lo haya o no correjido en el tiempo.
Implica no creer en la posibilidad de cambio, de cambio de opinión, de corrección de errores; implica que un pensador filosófico debe pensar igual a los 20 años que a los 80. ¿ Esa es nuestra conclusión ?
abril 18, 2007 a las 4:31 pm
Tambièn les puedo citar la ùltima novela de J P Feinnmann (aunque no es santo de mi devociòn): La sombra de Heidegger.
¿Què pasa con «la biografìa del biògrafo» (Farias)? En serio la desconozco.
Medusa
abril 18, 2007 a las 4:57 pm
Me gustaria participar, ya que he sido nombrado. En primer lugar Hiedegger y su filiación política me importa un comino. Su filosofía un poquito más que un comino. En relación a Jünger, no hay ni una sola línea de su extensa obra que pueda dar lugar a pensar en él como un nazi. Ni en el 20, ni el 30, ni el 40. Basta con leerlo. La crítica a la burguesía no provenía solo de la derecha. Era una crítica que se hacia escuhar desde todas las corrientes políticas extremas, o no burguesas. ¿Acaso no lo era Sartre? Mi épigrafe, el de Jünger mejor dicho, no creo que sirva para discular a Heidegger. Primero porque no necesita ser disculpado por nadie, y segundo…. supongamos que haya sido nazi, ingenuo o conciente… ¿qué problema hay? Serpia problemático si estuviesemos obligados a estar de acuerdo con él bajo ameneza de perder la vida. O Si la sólo lectura de un nazi nos convirtiera en tal cosa.
abril 18, 2007 a las 6:34 pm
A Heidegger, en este benemèrito tribunal popular que se ha creado en el blog llp, se lo puede perdonar, se lo puede condenar, se lo puede excomulgar o anatemizar. Todo esto puede hacer este tribunal ad hoc. Si su vocación es ser jueces. Pero si lo que les interesa es la filosofìa, muchachos, a los filòsofos lo que hace falta es pensarlos. Agarren los libros.
abril 18, 2007 a las 6:59 pm
! vamos pompei ¡
abril 18, 2007 a las 7:07 pm
cuervo, para ser tan leido, no entendiste bien el blog; se trata de un caso teórico, no del juicio de nuremberg a hideger; Pompei lo entendió bien como caso teórico : ¿ pierde o no valor la obra de un filósofo (cualquiera, es un caso teórico poniendo como ejemplo a heideger) por haber sostenido a Hitler en el 33 ?
abril 18, 2007 a las 7:34 pm
Marcelo Pompei, no sé comparando con qué vos llegás a decir si «una línea» o libro o alguien es fascista, o nazi, o su relación con un movimiento tal. Me parece que la vara que usás es un cliché. Del movimiento y la vida nazi se era «parte» desde muchas trayectorias subjetivas.
abril 18, 2007 a las 7:51 pm
Por las dudas, aunque me parece que me captaron la onda casi todos, no hago un planteo ideológico o moral. Janfiloso me ayuda a explicar mis dudas con el ejemplo de Einstein fajando a la mujer.
En ese plano queda la discusión de la redención de Heidegger (como la de cualquier nazi, estalinista, procesista argentino del 76, etc.). Si puede haber cambio de opinión. Cambio de vida. Todo eso…
Zanjado ese aspecto, queda por resolver el tema de construir sobre la base de una obra que fue basamento filosófico del nazismo, en alguna parte escrita en contemporaneidad con ese proceso (entre el 25 y el 46 más o menos se largo con: «Ser y tiempo», «Que es la metafísica», «de la escencia de la verdad», «La doctrina platónica de la verdad», etc.).
No existe la posibilidad que se filtre algun concepto de los que se alimentó el nazismo?.
No es posble cuestionarse sobre eso. Yo creo que es posible, y además vital hacerlo. Y es tal vez más importante a esta altura preguntarse sobre los efectos que ha tenido la circulación de esas ideas.
Pompei habla de la burguesía atacada por derecha e izquierda. Resulta tal vez que la izquiera atrapada entre la idea (Marx) y la realidad (Stalin) decidió que era más cómodo tomar a Heidegger, que producía menos problemas que volver a las fuentes.
Las fuentes indicaban la idea de progreso. Marx esperaba el triunfo del proletariado sobre la agotada burguesía (industrial).
Pudo equivocarse en muchas cosas, pero su ideal de ninguna manera da la impresión de querer ese triunfo proletario para reconstruir una sociedad con valores del pasado preindustrial (la Alemania hitleriana, la URSS stalinista, y las creaciones de la izquierda periférica a partir de los 50).
abril 18, 2007 a las 7:52 pm
el acuerdo con el último post de janfiloso es total, con el anteúltimo, no; con pompei, sospecho que estamos en el tema, no?
pompei, cuervo, leyó a heidegger, creo que más que vos, más que yo seguro.
janfiloso: va la aclaración. el libro al que te referís es una bazofia de un norteamericano, un viejo choto que por comer cereales y basura vegetariana, sigue escribiendo. Se llama «Intelectuales», y efectivamente, el método que usa es el que justamente Fredud repudiaba: la psicobiografía.
pero nada que ver con la psicobiografía la pregunta que se hace maiakovski y la que me hago yo (y acaso todos).
¿Hay una relación, una implicación lógica entre la obra de Heidegger y sus posiciones políticas?
Yo creo que no.
En todo caso, hay algo que escribe Marcelo que confunde un poco. A mí me confunde un poco.
Si fue nazi, ¿yo tengo que ser nazi?, no quiere decir, bueno, ahora que sabemos que el supuesto nazismo de Heidegger no se deduce de su filosofía, todo bien. Si no este post no existe, no tendría sentido.
Si fue nazi, fue nazi, uno no es nazi, listo. Lo que creo no es obvio para nada es que la obra de Heidegger autorice una política nazi. Quizás sus posiciones políticas, que acá despejarían la distancia entre la doxa y la ideología, pero ¿qué pasa con su filosofía?
janfiloso: los ejemplos que usa johnson (Marx le pegaba a la mujer, pero construye un campo que complica el cuadro de relaciones sociales estamentales) no hablan de las contradicciones de Marx, porque aunque las relaciones sociales se hubieran complicado en la orientación que él deseaba, tal vez nunca dejaba de pegarle a la mujer (que quizás se merecía un par de cachetadas), pero de la filosofía, de lo que está escrito, te curás? Suponiendo que pegarle a las mujeres sea una enfermedad. Finalmente, para mí, el golpeador no es un enfermo sino un canalla. Pero ese es otro tema.
gracias y si quieren seguimos. PD: lo que Marcelo escribe sobre JUnger, suscribo 100 por 100.
abril 18, 2007 a las 7:54 pm
Frudde o no sé qué, es Freud.
abril 18, 2007 a las 8:13 pm
tenes razón pablo, creo que en definitiva estamos todos en la misma onda; las diferencias son sutiles; cuando vos decis uno no se cura de ser nazi, eso es solo cierto en parte, porque no es lo mismo el nazi del 33 arrepentido que el del 39 no arrepentido; en el 33 el nazismo estaba en potencia, los campos de trabajo podían ser un ideal serio (en teoría digo) no los impresionantes campos de concentración en que se convirtieron; creo que mickey describe bien el contexto histórico del 33, no tenía nada que ver y podía nop ser previsible que eso derivara en el hitler fanático y loco; con respecto al libro los intelectuales, tenes razón era una vasofia, pero aún por el basurdo lleva a ratificar la diferencia entre un canalla y un científico; abrazo.
abril 18, 2007 a las 8:37 pm
González Varela dice en su artículo que Heidegger apoya los «campos de trabajo forzados». Pero el texto que transcribe se refiere, me parece, a unos «Campos de Trabajo» supuestamente voluntarios donde se produce el «entrenamiento de líderes». En realidad, más allá de un estilo un tanto barroco (que pomposos que son estos alemanes), parece alabar organizaciones que, hoy en día, algunos admiradores de Fidel o del bueno de Chávez también alabarían si se les dijera, por ejemplo, que en Cuba ó Venezuela existen campos de entrenamiento de futuros «cuadros políticos». Cualquiera con dos dedos de frente sabe cuan despreciables son esos sistemas de «creación de cuadros» (despreciables los que los organizan y los que salen de ellos).
abril 18, 2007 a las 8:56 pm
beno, yo no sé en venezuela, pero en cuba existían, y en libia, y en ambos casos fueron utilizados por nuestros muy argentinos montoneros, digo, los de verdad, no los que hoy están en balcarce 50
abril 18, 2007 a las 9:07 pm
¿Sí? Yo tengo más de dos dedos de frente y no sé por qué son despreciables esos métodos. No más despreciables, en todo caso, que tomar a un pibe de dieciocho años, sacarlo del ambiente familiar y meterlo en Harvard a estudiar en forma intensiva durante tres años Marketing para formar un cuadro burgués.
abril 18, 2007 a las 10:18 pm
La cuestion no es simple, claro. El contexto: parece plausible que en el ’33-’34 todavia no estaba tan desplegada la potencia de muerte del nazismo (¿pero no podriamos esperar de un intelectual una intuicion mas acertada que el resto de los mortales?). Pero no estoy seguro de que su «su filiación política» nos deba importar un comino. Creo mejor, como señalaron, que se debe tener presente para sospechar (al menos) si no existe » … una relación, una implicación lógica entre la obra de Heidegger y sus posiciones políticas». Quizas no haya tal relacion, pero estos escritos no autorizan a ser taxativos.
abril 18, 2007 a las 11:44 pm
No sé si Gonzalez Varela y Mickey son la misma persona, pero sus argumentaciones van en la misma dirección.
Yo creo que las pesquisas policiales son una cosa y las interrogaciones filosóficas son otra muy distinta. Y no me parece que ningún problema filosófico pueda resolverse mediante un prontuario. Las pesquisas siempre podrán agregar nuevas pruebas incriminatorias de Martin Heidegger respecto de su adhesión al régimen nazi, pero der ello nada se podrá seguir acerca de los problemas filosóficos que Ser y Tiempo o la Carta sobre el humanismo plantean.
Esto que digo no está en el orden de desincriminar a Heidegger. Así como tampoco decir que el significado de la República de Platón excede infinitamente las fechorías políticas de su autor en Siracusa implica exculpar a Platón. Incriminar o exculpar no son procedimentos filosóficos, sino policiales. Por eso, una frase como
«queda por resolver el tema de construir sobre la base de una obra que fue basamento filosófico del nazismo, en alguna parte escrita en contemporaneidad con ese proceso (entre el 25 y el 46 más o menos se largo con: “Ser y tiempo”, “Que es la metafísica”, “de la escencia de la verdad”, “La doctrina platónica de la verdad”, etc.). No existe la posibilidad que se filtre algun concepto de los que se alimentó el nazismo?.»
que escribe Mickey en uno de sus ultimos posts, es un híbrido que mezcla datos históricos (la cronología de las obras heideggerianas) con tesis pseudofilosóficas: ¿de dónde se sigue la obra de Heidegger fue «el basamento filosófico del nazismo»? ¿cómo se puede constatar la «filtración» de algún concepto nazi en Ser y Tiempo? Esa misma hipótesis de la «filtración» sigue más un modelo policial que filosófico.
Las pesquisas policiales pueden ser muy atractivas, impactantes (durante los próximos años puede ser que muchos se sientan eximidos de leer libros largos y difíciles como Ser y Tiempo, por miedo a volverse nazis), editorialmente rendidoras (Victor farías y JP Feinmann han sabido sacar buenos dividendos sin aportar una pizca de claridad filosófica respecto de la vinculación entre filosofía, politica, moral y policía). Lo que no se puede esperar de estas migajas es el planteo de algún problema fértil.
abril 19, 2007 a las 8:04 am
Pregunto a los especialistas en la obra de Heidegger: ¿hay en sus escritos posteriores algún tipo de cuestionamiento al régimen nazi que justifique tanta justificación de sus simpatías nazis por vuestra parte? ¿No es posible defender la obra filosófica de Heidegger y criticar su apoyo al nazismo, independizando buena parte de sus escritos de este que comparte González Varela?
Por otra parte, sale en varios comentarios, a modo de comparación, la pregunta sobre si pegar a las mujeres (a «su» mujer por parte de marx y de einsten) resulta un problema a la hora de analizar una obra, si es sólo una enfermedad (¿qué mas da?) o una canallada que, en algunos casos puede ser justificada (segun Chacón).
Muchachos: el grado de androcentrismo de estos comentarios apabulla. El revisar las conductas interpersonales, antes tildadas de «privadas» de una persona, no necesariamente eclipsa su obra intelectual. Alguien puede ser un intelectual refinadísimo, un teorico que modifica la forma de pensar una cantidad de temas Y ADEMÄS un pequeño tirano maltratador en sus relaciones. Vale decir: no se pone por ello en cuestión una producción intelectual, aunque sí se dice algo sobre cierto rasgo de la calidad de esa persona en sus vínculos interpersonales. Señala la forma en que se posiciona de forma jerárquica frente a otra, a quien supuestamente ha elegido como compañera y los derechos que se habilita frente a ella. No es sólo un qué mas dá, le pega y es su problema, ni es sólo una canallada: es atribuirse una jerarquía superior y avasallar a otra persona. Percepción y comportamiento legitimados durante siglos, por cierto orden social que no veía esto como un problema. Es, en todo caso, un problema moral. (Chacón: ¿qué quiere decir que la mujer de Marx «quizás se merecía un par de cachetadas»?)
Finalmente, por casualidad ¿no hay en el libro de Johnson algun ejemplo de golpeador célebre que no haya sido judío? digo, para mostrar un poco más de diversidad.
abril 19, 2007 a las 10:02 am
Cuervo, primero me mandaste a leer. Eso no me trae muchos problemas.
Ahore me mandás al siquiatra, a tratar un problema de doble personalidad???.
Creo no ser también Nicolás Gonzalez Varela.
De comprobar que no lo soy, para mí no habrá mucho más conflicto. Pero al que me suena que has ofendido de manera bastante barata es a González Varela, del que suponés que es tan miserable, que es capaz de usar otra identidad para defender su escrito.
Algo hay atras de tus palabras. Soberbia intelectual, por eso de mandar a leer a todo el mundo, asumiendo que salvo vos, todos lo necesitamos. Y tal vez, porque nó, se esconda el famoso enano facista en tu cabecita, ya que sos la única persona que se expresó con violencia, en un grupo en que hubo observaciones tan profundas como la tuya, para objetar nuestras banalidades acerca de Heidegger, del que en términos policiales vos vendrías a ser el Stinfale.
abril 19, 2007 a las 10:59 am
lo del androcentrismo es francamente tu falta de sentido del humor y punto. quién puede estar a favor de pegarle a las mujeres (aunque algunas, de vez en cuando, se merezcan un bife?)
Cuervo: lo que decís es lo que estamos diciendo, las pesquisas policiales no dicen nada de la obra de Heidegger, pero no deja de resultar extraño (en el sentido freudiano) que la obra de Heidegger permita que un montón de retardados (Feinmann, Farías) logren provocar un «efecto nazi» cada vez que se lo nombra
abril 19, 2007 a las 11:04 am
confieso que no lo había dicho, pero lo había pensado; mickey me libera de mis eventuales temores : la descalificación de personas por su pasado me resulta un argumento facista; la búsqueda intelectual de las raices del pensamiento me resulta en cambio una tarea constructiva y racional.
abril 19, 2007 a las 11:28 am
Chacòn: ¿Què pasa, todos los que no estàn de acuerdo con tus ideas son retardados? Creo que este es un espacio de pensamiento plural, o lo creìa.
Medusa
abril 19, 2007 a las 12:11 pm
todos no: Feinmann, Farías y vos (que ya sabemos quién sos) sí.
abril 19, 2007 a las 12:14 pm
Ella: Marx era judío, y no le pegaba a la mujer. La señora Marx era cornuda, como cientos de miles (de hombres y mujeres). Simplemente es un ejemplo por el absurdo.
abril 19, 2007 a las 12:24 pm
¿Que no se podía ser bienintencionado y optismista en el 33? Lean a Gottfried Benn, especialmente «Doble vida» y sus discusiones con Klaus Mann.
abril 19, 2007 a las 12:41 pm
«De diversos modos, “Ser y tiempo” resultó fundamental para Levinas, Sartre y, más tarde, Derrida. Jean Beaufret devino el mensajero y vocero del maestro. En estos últimos diez años, ante las pruebas adversas, se ha constituido una guardia pretoriana francesa para custodiar la reputación política y humana de Heidegger. En gran medida, France-Lanord pertenece a esta camarilla apologética. Por eso su enfoque de todo el «caso Heidegger», sin duda complejo, raya en lo escandaloso. Nos asegura que el compromiso del filósofo con el nazismo fue un breve «error», concluido y reparado, en lo esencial, con su renuncia al rectorado de la Universidad de Friburgo al cabo de diez meses frustrantes.
De ahí en más, adoptó una actitud de reticencia estoica, en un esfuerzo incomparablemente profundo y clarividente por comprender el nazismo como un elemento de una catástrofe mucho mayor: el nihilismo y la tecnocratización occidentales. En su fuero interno, Heidegger nunca «olvidó su falta», pero prefirió incorporarla a una crítica del destino del ser, que él había comprendido de una manera única y profética. Sus detractores son chismosos malintencionados o ideólogos inficionados con obsesiones izquierdistas o filosemitas.
Desde luego, esto es eludir o falsificar lo obvio. Las declaraciones de Heidegger sobre la «infección de judaísmo» en la vida espiritual alemana son anteriores a la llegada de Hitler al poder. Sus discursos de 1933 y 1934 en loor del nuevo régimen, su legitimidad trascendental y la misión del Führer perduran en una infamia elocuente. Lo mismo cabe decir, aunque reconociendo su orgullosa integridad, de su voluntad de reimprimir en su «Introducción a la metafísica» (1953) la famosa definición de los altos ideales nacionalsocialistas. En una de las conferencias que dictó en Bremen en 1949, deslizó otro aforismo, aún más famoso, que comparaba las masacres de seres humanos (evitó con afectación la palabra «judíos») con la avicultura intensiva y la tecnología moderna.
La entrevista publicada por Der Spiegel en 1976, después de su muerte, deja bien en claro (demasiado) que Heidegger simplemente no quería opinar con franqueza acerca del Holocausto o de su propio papel en los miasmas espirituales y retóricos del nazismo. Fue un silencio formidablemente astuto. Así, Lacan pudo afirmar que el pensamiento de Heidegger era «el más excelso del mundo» y Foucault pudo relacionar su modelo de la «muerte del individuo» con el «poshumanismo» de Heidegger.
Tales apreciaciones no son, por fuerza, erróneas. Heidegger descuella cada vez más en la evolución de la filosofía moderna. El posestructuralismo, la deconstrucción y el posmodernismo son variantes, muchas veces artificiosas, de ese coloso que es la obra de Heidegger. Sigue siendo un caso tan inmensamente complejo como las tres estadías de Platón en Siracusa. Sin duda, en no pocos ataques «liberales» contra la reputación de Heidegger hay vulgaridades y omisiones. Nadie ha trazado todavía con una precisión responsable los nexos entre su «nazismo privado» (definición brillante a que llegaron las autoridades berlinesas a fines de 1933), por un lado, y los argumentos ontológicos reales, así como las revisiones de Aristóteles y Kant, por el otro. Lo indudable es la gravedad del caso, la profunda participación de Heidegger en la catástrofe alemana o las tácticas evasivas que, en la posguerra, aseguraron su posición y su ascenso al rango de eminencia mundial».
Esto escribió George Steiner en el Times Literary Supplement hace unos años, a propósito del encuentro de Heidegger con Paul Celan.
Simplificar y quedarse en la cómoda condena, me parece, aporta poco a la cuestión de fondo.
abril 19, 2007 a las 2:32 pm
bueno, steiner está convencido que heidegger fue un nazi y poco más; no desconoce sus escritos pero los vincula, siempre, inevitablemente, sólo con el posestructuralismo, el deconstruccionismo y hasta con el feminismo de la diferencia… y con el nazismo
abril 19, 2007 a las 4:02 pm
para ella, leí mal, y buscabas pensadores no judíos en «Intelectuales». Difíciles que los haya. Johnson es un fascista. lo de la cachetada es una humorada, repito, y algo más: esta discusión es precisamente un intento de averiguar si las posiciones políticas de Heidegger se corresponden con su filosofía
abril 19, 2007 a las 4:02 pm
Gracias por el insulto pero no me voy a rebajar a tu nivel. Y si sabès quièn soy, NO TE TENGO MIEDO!!!
abril 19, 2007 a las 4:03 pm
Perdòn al resto, el anterior iba para chacon
abril 19, 2007 a las 4:08 pm
Chacon: te recomiendo Himmelweg-Camino del cielo
te vas a sentir identificado con el personaje de Victor Laplace.
abril 19, 2007 a las 5:10 pm
Laplace es peronista. Yo no. Gracias, compañero.
abril 19, 2007 a las 5:52 pm
Medusa, yo no se quien sos, pero te aviso que cuando te enojás, te salen los acentos (tildes ?) franceses (para el otro lado).
abril 20, 2007 a las 12:46 am
me sentía un poco inhibido de participar(soy un lector apasionado pasivo)pero el nivel de generalizacion,errores (filosóficos y políticos)me hizo romper mi costumbre del silencio
Quisiera empezar respondiendo en orden.En la nota del Sr Nicolás Varela hay varios errores conceptuales (que creo que son intencionales,pues está leyendo a Heidegger casi simultáneamente con la edición de las obras completas)
El primer error grueso es confundir las «Arbeitslager»con los campos de concentración.Nada más radicalmente diferentes en su concepción .Los campos de trabajo eran lugares de reclutamineto de la juventud y el intento de unificar las clases obreras e intelectuales,y como lo señalaron varios fueron en el mismo sentido que los campos de trabajo de la izquierda postestalinista de los años sesenta.Los campos de concentración por el contrario eran campos de exterminio(sólo en un muy primer momento fueron un justificativo ecónomico para la mano de obra esclava y explotada aprovechada por grandes empresas como Mercedes Benz y tantas otras).Unos eran utilizados con fines propagandísticos y exhibidos como logros,los otros ocultados, desmentidos y tergiversados en su fin.Creo que decir que los campos de concentracion eran»…necesarios para la existencia del pueblo aleman en cuanto tal»es una barbaridad que descalifica cualquier consideración seria sobre toda la nota
El otro gran error es absolutamente cronológico.En el 33 recíen Hitler blanquea sus políticas antisemitas y de ninguna manera existían campos en esa epoca(el golpe de facto y la abolición defacto de la constitución de Weimar es el 24 de marzo de ese año)
El libro de Farías es impresentable ,tanto teoricamente como históricamente,es un brulote que tergiversa fechas, conceptos y testimonios.Para una crítica más serìa (y no por eso menos dura) les diria que lean el libro de Ott(que es el primero que saca a la luz los testimonios contra Heidegger surgidos durante los juicios de desnazificación) o los escritos de Karl Lowitt (sobre todo «Mi vida en Alemania antes y después de 1933»)
Heidegger evidentemente simpatizaba con los SA (al igual que muchos intelectuales y aristócratas que querían el fin de la república de Weimar)pero Rohmer y los jefes de la Sa fueron asesinados por el sector»nazi»en el 34 y esto es lo que provoca la ruptura de Heidegger con el partido.
Sobre la supuesta «raiz nazi» de la filosofía heideggeriana,creo que es sencillamente un disparate.Basta ver su correspondencia y discusión con Hanna Arendth,y la influencia que tuvo con autores como Levinas y Derrida.En este sentido las críticas más lucidas (recomiendo sobre todo que lean a Marcuse y Lowitt, o su correspondencia con Jaspers) tienen que ver con su falta de un pronunciamiento público sobre el nazismo y no con su producción filosófica.
Este debatre esta muy presente en todas las discusiones alrededor del famoso encuentro con Paul Celan
Relean el post de Marcelo sobre Junger y vayan al fondo de lo que dice Chacon
Un abrazo
abril 20, 2007 a las 8:45 am
Que imbecilidad la idea de justificar la posible connivencia de la obra de Heidgger con el nazismo con que Marx y Einstein pegaban a sus mujeres.
Misoginia. Nooooooooo. Sólo algunas mujeres merecen cachetadas. Andá..
abril 20, 2007 a las 8:57 am
Gracias Chacón, por la aclaración y pablo por los puntos claros y la información adicional.
Chacón, no es que no entendiera por donde venía la discusión ni que carezca de sentido del humor. Es que a veces, el mezclar tan livianamente «chistes» de esa tesitura, pone la discusión en un lugar que no lo merece. Es claro que ya -casi- nadie puede defender públicamente la violencia contra las mujeres, por eso señalé los comentarios como androcéntricos, que no es lo mismo que decir machistas. El androcentrismo estaba, desde mi punto de vista, en la humorada sobre un tema grave y que causa tantas muertes, no en la justificación -que era evidentemente, una ironía de tu parte.
Mi mirada será feminocéntrica, tal vez, lo que en este caso, no me hace problema. Creo que esto ya está aclarado, y tal vez nuestro sentido del humor coincida en otros temas.
También me interesa más leer el debate sobre Heidegger.
abril 20, 2007 a las 9:28 am
el seminario sobre la obra de Nietzsche de 1936 a 1946 que hizo heidegger, es una terminante desmentida sobre su dignidad intelectual. nada más sencillo podía haber sido que usar a Nietzsche para seguir adornando culturalmente a los nazis que enriquecer la versión de moda en esos tiempos. sin embargo, el seminario de heidegger sobre nietzsche nos da una de las interpretaciones más ricas- aunque no la comparta – de la filosofía moderna. el artículo de gonzález varela es sencillamente pésimo e irresponsable. su falta de información y la tergiversación de situaciones y conceptos, no es inocente. Muestra la superficialidad del pensamiento políticamente correcto. confundir campos de trabajo y educación con el genocidio no merece ya comentarios.
abril 20, 2007 a las 9:52 am
Tarde llego -una lástima, excelentemente escrita esta nota-, pero me gustaría agregar algo a la cuestión histórica: si bien es cierto que estos «campos de trabajo» no pueden ser directamente confundidos con los campos de exterminio y que hay un espíritu que aún desconoce la profundidad de las aberraciones por venir, la cuestión palpitaba y eso era claro, para todos.
Al respecto, me remito a las notas de Joseph Roth, eximio escritor y periodista que ve de qué manera, en estos mismos momentos, se va creando la monstruosidad. Del mismo modo, en Huida y fin de Joseph Roth, de Soma Morgernstern, se cita una anécdota en la cual, si mal no recuerdo en el año ’33, un soldado de no alto rango -mis disculpas por la imprecisión, mas no tengo la cita ante mí- cuenta entre copas de qué manera han de invadir Polonia y luego Bélgica -huelga decir que a quienes escuchaban esto les resultaba mayormente jocoso-.
Es decir, el nazismo ya era «la filial del infierno en la tierra» en 1933 para Roth y éste se desgañitaba gritando algo que nadie parecía entender del todo. El 1939 dirá que el verdadero culpable fue Europa y su indiferencia; al poco tiempo morirá.
1933 era un momento suficiente para tener claro de qué se hablaba cuando se hablaba de nazismo.
Joseph Roth es extraordinario.
abril 20, 2007 a las 10:19 am
P. d.: La anécdota es de 1936. No se habla de Polonia sino de Bélgica y los «pequeños vecinos». Luego, lo siguiente: Pero, ¿y qué dirían las grandes potencias? (…) Si oficiales prusianos hablan de ello en un bar, las grandes potencias tienen que saberlo.
Huida y fin de Joseph Roth, Soma Morgernstern, pp. 190-3. Altísimamente recomendable.
abril 20, 2007 a las 10:20 am
no se palpitaban los campos de exterminación. jamás pudo pensarse en algo así. eso no se palpita, como los japoneses no palpitaban hiroshima. el antecedente històrico eran los pogroms y la inquisición. el anisemitismo fue y es normal, a no rasgarse las vestiduras en vano.
las fábricas de la muerte fue un invento original, tanto que años después de su realidad, muchos no lo creían.
abril 20, 2007 a las 2:10 pm
Es verdad, esa aberración seguramente fue impensable para todos. Pensaba en que se palpitaba la locura nazi; sus alcances ya son claramente otra historia, impensada.
Discrepamos en otra cuestión. No se me ocurriría jamás pensar que el antisemitismo puede ser pensado como normal. Cualquier odio sistemático a una religión o raza distinta es también aberrante.
Que este absurdo sea común y tal vez parte de nuestra naturaleza humana, que lo vengamos arrastrando desde siempre, desde uno y otro lado, no puede nunca dejar de ser calificado como terrible.
abril 20, 2007 a las 3:10 pm
juan, los anrisemitas son unos imbéciles, no terribles. merecen todo el desprecio, y, por supuesto, si las circunstancias lo requieren, las prevenciones del caso.
abril 20, 2007 a las 3:49 pm
Es facil descalificar a un pensador como Heidegger antes de tomarse el trabajo de leerlo.Estoy de acuerdo con Chacon con respecto al texto «los intelectuales» de P Jonhson.El tipo dice por ejemplo que BRussell tenia mal aliento.Alguien lo puede tomar en serio.Siguiendo esa linea de razonamiento no se puede leer a Cesar Vallejo y Neruda por que eran Stanilistas;ni hablar de Céline. El problema de Heidegger es que creyo que Nietzsche era el último avatar de la metafísica occidental ,para mí no lo entendía.
abril 20, 2007 a las 4:21 pm
Cuestiones semánticas aparte, entiendo que concordamos.
Ahora, por favor, no nos acostumbremos, no creamos nunca que la aberración del odio sistemático, del antisemitismo, de todos los anti, de la intolerancia y la muerte, por más usuales que sean, dejan de ser aberraciones, tremendas, terribles e imbéciles.
Abrazo