El fin del verano
por Flavia de la Fuente
Se acaba la temporada veraniega. No solo Tomás está melancólico. Nosotros también. Y ni Q ni yo estamos leyendo a Kierkegaard. ¿Será el fin del verano? ¿Será el gran esfuerzo que es hacer LLP?
Hasta San Clemente sufre de melancolía. Todos están cansados y no saben si alegrarse o no por la inminente partida de los turistas. De pronto, de un día para el otro, el pueblo cambiará una vez más su cara. Las calles se llenarán de perros vagabundos y de carros con caballos que juntan arena y conchillas.
Desaparecerán los vendedores ambulantes, los miles de veraneantes de las playas, la peatonal dejará de serlo y volverá a ser una calle normal, muchos restaurants y bares se cerrarán. Ya no tendremos más visitas.
Hasta la luz está melancólica. Es mucho más tenue que la del principio del verano. Pero hay que pensar en lo positivo. Las gaviotas volverán a la playa, vamos a poder andar en auto por el pueblo y salir a hacer nuestros paseos, no vamos a tener que esperar en ningún restaurant y no habrá más ruido que el del viento, los perros y el mar.
Antes de que se fuera la correctora oficial de LLP, Gabriela Ventureira, salimos de paseo y a sacar fotos. Era una tarde muy rara, los médanos estaban rojos. Y las cortaderas en flor. Son hermosas en febrero, cuando están blancas, suaves y relucientes.
Pero nos esperan imágenes nuevas. Luces más fotogénicas, temperaturas más templadas y días fríos que nos obligarán a pasarnos todo el día sentados leyendo junto al hogar. Todo tiene su encanto, si se vence la melancolía. ¿Alguien sabe cómo se hace?
Fotos: Flavia de la Fuente
febrero 27, 2007 a las 9:57 pm
por qué vencer a la melancolía?
al fin y al cabo, es un placer.
ya lo escribió Victor Hugo: es el placer de sentirse triste.
y no está mal gozar de dicho placer.
febrero 27, 2007 a las 10:19 pm
¿Pero qué hay del ruido del chiflete invernal soplando? ¿Qué hay de la posibilidad de ponerse esos sobretodos pesados que ya no se pueden usar en la ciudad por el efecto invernadero? ¿Y los acolchados pesados-pesados?
Mirá, no te digo más, pero hoy, cuando llegué al trabajo, me puse contento de estar todo empapado y con un poco de frio para tomarme un rico café con leche, como corresponde.
febrero 27, 2007 a las 10:41 pm
¿ y por qué «hay que vencer a la melancolía ?
suponiendo por otra parte que peleáramos el buen combate, y por ventura, venciéramos, entonces ¿ qué habríamos ganado ? ¿ a quién le habríamos ganado ? ¿ quién nos declararía vencedores y cuál sería el premio ?
¿ sería acaso una «victoria pírrica ?
¿ no será mejor aliarnos con la melancolía, aprender a convivir con ella y extraer de su esencia lo mejor que pudiera aportarnos ?
La melancolía puede ser fuente de una gran obra creadora; puede ser el orígen de la vuelta a un gran amor; puede ser la causa del abandono de quimeras imposibles.
Decían los antiguos : «El buho de Minerva levanta su vuelo al atardecer».
Bienvenida entonces la melancolía que nos transporta hacia nuevos estados.
Si lo que vos describís de San Clemente es fruto de la melancolía, me voy ya para San Clemente; odio la gente que no me deja disfrutar los lugares; odio el tránsito y las colas (también odio la gente que me tapa y no me deja ver las colas, pero esas son otras colas).
La melancolía es un gran estado del alma y si alguna vez se entablara la lucha contra ella, no te quepa duda que yo pelearía del lado de la melancolía con todas mis fuerzas (espero que en tal caso vos hayas recapacitado y te encuentre con q de este lado de las tropas)
febrero 27, 2007 a las 10:44 pm
! Vamos Marcelo, vamos Tideida ¡
Estoy con Uds.
febrero 27, 2007 a las 10:57 pm
La melancolía no tiene nada de malo. La mayoría de las obras de arte que han pasado a la historia se escribieron bajo su influjo. Mozart era melancólico y mordaz, Beethoven era melancólico y violento, y Wagner creó muchas de sus mejores obras uniendo a la melancolía de su espíritu el diatonismo de su técnica. Schopenhauer hizo un credo del sentimiento melancólico, e incluso reunió en un maravilloso libro («La estética del pesimismo») muchas de sus reflexiones más brillantes.
La novela fundacional del existencialismo tenía el título original de «Melancolía» hasta que Gallimard tuvo la marketinera idea de rebautizarla como «La Náusea». (Lo bien que hizo).
Lo bueno de la melancolía es la mirada introspectiva que la acompaña. Por eso es anacrónica y está mal vista en los tiempos de la superficialidad y del pensamiento efímero. En los tiempos que corren, la melancolía está siendo reemplazada por el bajón químico que se produce cuando te falta tu dosis de Prozac.
De las dos opciones, me quedo con la melancolía.
febrero 28, 2007 a las 12:04 am
«Un color invarialbe rige al melancólico. Su interior es un espcio de color de luto; nada pasa allí, nadie pasa. (…). Pero hay remedios fugitivos: los placeres sexuales, por ejemplo, por un breve tiempo pueden borrar la silenciosa galería de ecos y de espejos que es el alma del melancólico y más aún: hasta pueden iluminar ese recinto enlutado y transformarlo en una suerte de cajita de música con figuras de vivos y alegres colores que danzan y cantan deliciosamente.
Luego, cuando se acaba la cuerda, habrá que retomar la inmovilidad y el silencio.
La cajita de música no es una comparación gratuita. Creo que LA MELANCOLÍA es, en suma, un PROBLEMA MUSICAL: una DISONANCIA, un RITMO trastornado.
Mientras AFUERA todo sucede con un rtimo vertiginoso de cascada, adentro hay una LENTITUD exhausta de gota de agua cayendo de tanto en tanto. (…). Por un instante, sea por una música salvaje o alguna droga, o el acto sexual en su máxima violencia, el ritmo lentísimo del MELANCÓLICO no sólo llega a acordarse con el del mundo externo, sino que lo sobrepasa con una DESMESURA INDECIBLEMENTE DICHOSA y el yo vibra animado por energías delirantes».
Alejandra Pizarnik
febrero 28, 2007 a las 2:26 am
La melancolía pone un velo suave sobre las cosas. Atenúa la mirada ¿Por qué vencerla?
«Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fue-
go, de silencio ingenuo, de piedras verdes en la casa de la noche,
déjate caer y doler, mi vida.»
Alejandra Pizarnik
(perdón Estrella pero Pizarnik es también mi voz)
febrero 28, 2007 a las 9:13 am
Flavia y Quintín, las chicas de Alejandra le han tirado una buena receta. Maténganse alejados de los niños y cualquier cosa consúltennos.
Un abrazo.
febrero 28, 2007 a las 11:44 am
Creo que la ilustración musical que acompaña la apología de la melancolía que hace Saturnino se opone a la idea de melancolía. La introspección que trae la melancolía angustiosamente transitada (la única manera de ser un verdadero melancólico) sólo nos lleva a dudar de todo, a no poder afirmar nada sin siquiera poder jactarnos de nuestras dudas argumentando en algún blog. La melancolía lleva a la inmovilidad.
Qué se yo si Mozart era melancólico y mordaz, Beethoven melancólico y violento. De lo que estoy bastante segura es que jamás definiría la técnica de Wagner como diatónica, pero seguramente en mi próximo pozo de melancolía tampoco me atreva a afirmar esto.
febrero 28, 2007 a las 12:37 pm
unanimidad total (incluídos Pizarnik, Mozart, Betohoven, Wagner y Gallimard)
! arriba la melancolía ¡
febrero 28, 2007 a las 12:58 pm
un encanto poético surge del potencial que comienza con «…de un día para el otro el pueblo cambiará su cara», pero no es el recurso, no, que lindo texto, super intenso, quizá la melancolía sea un quantum energético mudo, pero fijate lo que pasa cuando se enlaza a la música y comienza a producir imágenes, sentidos, la verdad no quiera agregar nada más y paro acá, para releerlo. Felicitaciones Flavia.
febrero 28, 2007 a las 3:39 pm
las estaciones marcan el tempo. el fin del verano en la playa suena a vacio pero tambien a por fin solos!!!, por fin la playa para mi sola, por fin , por fin, y el tiempo de la chimenea , es mi estacion favorita. Gracias por las postales .
febrero 28, 2007 a las 6:31 pm
para laenananegra (yo conocí una enana negra)
negra, te aconsejo la lectura de «Elogio de la locura»;
no es que yo defienda el «elogio de la melancolía» pero no creo en forma alguna que lleve a la inmovilidad; en otros términos, tampoco adjudico a la inmovilidad sentido negativo; los hiperactivos me agotan y no suelen ser muy creativos; las grandes creaciones derivan muchas veces de tristezas, melancolías, depresiones, locuras y otros estados a los que suelen adjusicarles caracterísiticas negativas;
no hay estados negativos, hay seres negativos.
febrero 28, 2007 a las 7:03 pm
¿Entonces lo mío no era una refinada melancolía sino una estéril negatividad?
Viste, yo sabía que algo de razón tenía mi ex marido.
febrero 28, 2007 a las 7:27 pm
de lo que yo dije debería extraerse todo lo contrario (y de la opinión de un ex marido también), lo tuyo ES una refinada melancolía y NO una estéril negatividad.
febrero 28, 2007 a las 7:35 pm
la melancolía es abrumadora y por eso creativa. Lo único que se puede hacer con ella es prenderse de su cola y subir, subir, hasta ver allá lejos, allá abajo, aquello que nunca volveremos a ver
febrero 28, 2007 a las 10:31 pm
Janfiloso, estás filoso con el piropo. Enananegra, aproveche.
Presumo, por lo que se escribe, que algunos pasaron por verdaderos estados de melancolía, y otros creo que no tanto. Sinceramente, creo que no hay que idealizar; es probable que el artista en un estado de melancolía, sublimación del dolor mediante, pueda crear una obra de arte que lo libere; para los demás la cosa no es tan parecida. Si creo, por propia experiencia, que el dolor gris de la melancolía, en muchos casos, despierta la pulsión de vida, lo vuelve a uno más perceptivo, y quizá más creativo en el sentido de reorientar la vida de uno.
No creo que el originador de todos estos comentarios, y arriesgo porque no lo conozco, esté atravesando un estado de melancolía; más bien diría de frustración y de alguna consecuente tristeza.
De cualquier modo, por todo lo que genera en nosotros con sus pensamientos, y de agradecidos, podríamos decirle que aquí, en este espacio, tiene un aguante y unos aguantadores.
marzo 1, 2007 a las 9:20 am
no hay que vencer la melancolía. no hay que vencerla.
sola se amansa.
al final como un gato enrolla la cola y se queda quieta y ronronea cosas. saludos
marzo 1, 2007 a las 10:04 am
Jorge, para quien no quiere «idealizar la melancolía» sin duda fuiste el que mas la idealizó. Bienvenido al club. Si es cierto que la melancolía (como poco) «despierta la pulsión de vida», ! vamos entonces los melancólicos hacia la vida ¡
marzo 1, 2007 a las 1:46 pm
Si me aceptan, entro humilde y gustoso al club. Y traigo buenas referencias. Del maestro Cioran, quien me ha facilitado esta carta de presentación:
«En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a eructar».
Nunca tan de acuerdo.
marzo 1, 2007 a las 3:18 pm
Hitler y Stalin también eran melancólicos. No juzguemos a la melancolía por su fecundidad o esterilidad. Un criterio que, además, no hace más que privilegiar la especie por sobre el individuo. El pobre melancólico sufre como un condenado y no hay cobija que lo abrigue del frío del alma.
marzo 1, 2007 a las 4:54 pm
A lo largo de la sucesion de comentarios pareciera que la idea que se queria transmitir sufrio una deformacion y dejo de referirse a la melancolia como estado pasajero, para referirse a la melancolia como caracteristica de la persona, inherente al ser y por lo tanto permanente. No me parece que ese sea el sentido dado por el autor y el tema pasó de ser la existencia de la melancolia y como batallar con ella en una determinada situación a la fertilidad de la melancolia como fuerza motivadora y sus repercusiones en las artes.
marzo 1, 2007 a las 6:04 pm
puede ser que el melancólico sufra como un condenado;
me gustaría estar seguro que al no melancólico no le pasa lo mismo.
enero 6, 2008 a las 3:22 am
Doy gracias por ser melancólico
que desgracia haber sido otra cosa
en verano me acompaña
y en invierno paseamos de abrigo
un melancólico es una persona que tiene en su interior un oso polar
un tigre
un poema
es una persona viajera
¿qué busca?
continuar su soledad
acompañado de distancias por recorrer
es una persona que gusta mirar
para reencontrarse con su ausencia.
marzo 1, 2008 a las 1:26 am
ya paso un año, empieza marzo otra vez, y la misma melancolía… o es distinta?
… está bueno volver a leer algunas cosas de esa época…
saludos
marzo 1, 2008 a las 1:29 pm
Marzo, no es la misma melancolía. Esta es la de marzo 2008, con nuevos matices.
Me dio mucho placer leer los comments melancólicos de nuevo. Una buena idea esto de releer viejos posts. Pero me dio aun más melancolía.
Gracias,
F
marzo 1, 2008 a las 3:13 pm
no te pongas triste Flavia, a mí también me dio cierta melancolía, pero es bueno releer no solo este post sino también otros cercanos, recordar en que andaba la Lectora, sus temas, discusiones… el blog de alguna forma registra todo, y sirve para aprender, no solo del presente, también del pasado. saludos.