Un héroe inútil

Segunda fecha del Torneo Clausura

por Quintín

El otro día, haciendo zapping, pasé por un canal en el que estaba La Volpe con Niembro. ¡Qué dúo! Niembro no tenía puesta su personalidad polémica, sino la del adulón profesional. La Volpe estaba a sus anchas. Decía algunas cosas sensatas: que cuando se va ganando hay que atacar y no refugiarse atrás, que hay que salir jugando, que los clubes deberían invertir más dinero en las inferiores y no todo en los profesionales… De pronto le salta la cosa megalómana y cuenta, por ejemplo, que en México rige el “lavolpismo”, que la mitad de los técnicos son sus discípulos. Ahí uno empezaba a no creerle, a ver una vez más esa inseguridad patológica que lo hace competir con los jugadores. Salió el tema de Mauro Zárate, al que tiene la suerte de dirigir en Vélez y que es, a los 19 años, uno de los mejores sino el mejor delantero argentino. Dijo que a Zárate le faltaba movilidad. Niembro, un poco sorprendido, le comentó que lo veía a Zárate moverse por todos lados, pero La Volpe aclaró que le faltaba bajar a defender y que eso era lo que se hacía en Europa. Pobre Zárate, pensé, está celoso de él y lo va a volver loco… Tal vez debería prohibirse ejercer de técnico, a quienen hayan jugado de arqueros. Puede que ser los bobos del equipo los deje resentidos con los más hábiles. Y los que no son bobos (como el Loco Gatti) se dedican después a otra cosa. De verdad, ¿conocen un ex arquero que sea buen técnico?

Hace un rato, Vélez le ganaba a Racing con cierta facilidad. Zárate había hecho el gol y era la figura de la cancha, imparable para los defensores de Racing. Pero Lavolpe decidió cambiarlo, ante la sorpresa general. Era una de sus típicas maniobras para probar que manda él. Fue hermoso verlo salir a Zárate con gesto contrariado. No había que ser un experto en el arte de leer los labios para ver como al llegar cerca de la cámara, el jugador pronunció claramente un inolvidable: “la concha de su hermana” dirigido al entrenador. Fue más hermoso aun que en cinco minutos Racing hiciera dos goles y pasara a ganar el partido. En el segundo, para colmo, el colorado Sava le devolvió a Lavolpe el gesto que el entrenador le había hecho a la hinchada de Racing hace un año, dejando un pequeño espacio entre el pulgar y el índice colocados de modo horizontal (“son un equipo chico”). Pero la felicidad no fue completa justamente por eso: porque el Racing de Merlo tiene mentalidad de equipo chico y terminó amontonándose en el área, y haciendo que Sava juegue de quinto o sexto marcador central, hasta que Vélez (que tiene más fútbol, de eso no hay duda) empató en el descuento gracias a un rechazo disparatado, fruto de la desesperación. Una lástima, hubiera sido el momento de justicia poética de la jornada. Es curioso que lo mejor del fútbol argentino, como este partido tan intenso, se deba al nerviosismo de los jugadores. Cuando están tranquilos juegan todavía peor. Volvió el Piojo López, muy aplaudido, jugó un rato y bien. Cuando se fue era famoso por lo atropellado. Hoy parece un jugador cerebral… En la cena, Flavia me contó que había visto por la tele una película con Ives Montand y Shirley MacLaine, en la que él era un director de cine celoso de que sus películas tuvieran éxito solo por la presencia de ella, que era su mujer. La situación me hizo acordar a Lavolpe y los jugadores de Vélez, Lavolpe y los jugadores de Boca, Lavolpe y los jugadores de la selección mexicana.

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Volvió también Riquelme y Boca llenó la cancha. Fue emocionante ver la recepción de la hinchada. Jugó más o menos, para seis puntos, aunque imagino un tres en La Nación de mañana. Rosario Central lo sorprendió a Boca, lo superó casi todo el partido. Parece que Boca se cansó en la altura de La Paz en el partido entre semana. Ibarra estaba desconocido, el Cata Díaz perdía las pelotas divididas, Ortemán la veía pasar y se ponía loco. En el segundo tiempo los jugadores de Central se empezaron a acalambrar también por el esfuerzo excesivo. Eso son los campeonatos argentinos. Muchos equipos hacen tanto despliegue de entrada que caen rendidos y no llegan al final. Después, para colmo, empiezan las lesiones, suspensiones, etc. Si nadie se enloquece, Riquelme lo va a ayudar mucho a Boca.

Soy hincha de River, pero este equipo de River me da vergüenza. Juega como los equipos chicos, a sorprender al rival. Una pelota parada, un pelotazo, un descuido de la defensa. No hay diferencia con el ultramecanizado Newell’s que juega a lo mismo y que ya echó a su técnico Pumpido en dos fechas. Pero River tiene esa mística mistonga que hasta ahora le da resultado y va puntero tirando pelotazos, con Belluschi cada vez más apurado e impreciso. Hoy (o ayer) el Tecla Farías se despertó, hizo dos goles y pareció un goleador de categoría. A Newell’s le suspenderán la cancha, River ya la tiene suspendida. Dentro de poco todos la tendrán y jugarán en otra de locales. Boca en River y River en Boca, por ejemplo. Para variar y que no sea todo tan monótono. El otro día lo vi a Castrili por la tele. Habla de este asunto de la barras bravas con una vehemencia que hace pensar que lo que está en juego es la abolición de la esclavitud o algo semejante. En otra época el ex réferi podría haber desencadenado un par de guerras civiles. Tal vez todavía esté a tiempo.

Una de las pocas satisfacciones de la jornada fue la victoria de Lanús sobre Bánfield, muy merecida, aunque sólo por dos a uno. Lanús cuida la pelota, la tiene, la juega bien, no se pone nervioso. ¿Por qué no hay más equipos chicos así, sensatos? Tal vez Arsenal o Argentinos Juniors estén en esa línea. O Gimnasia de Jujuy, aunque no contra Estudiantes, que fue un partido horrible. ¿Cómo fue que salió campeón Estudiantes? Cualquiera puede salir campeón ahora, por lo tanto. Otro cero a cero fue Belgrano contra Independiente. Muy malo también. Pero tuve una revelación. Siempre me pareció que Montenegro era un gran jugador. Pero el viernes le vi hacer dos cosas de gran categoría. Un taco en el área, de espaldas que lo dejó solo a un compañero. Esa fue una. La otra fue sobre la hora. Belgrano se escapó de contraataque y él corrió y corrió para defender hasta que terminó haciendo un quite espectacular. Montenegro tiene una clase enorme, entiende el juego, no es egoísta. ¿Por qué no es una figura rutilante? me pregunté. Acaso la razón haya que buscarla en esta idea: el fútbol argentino (y buena parte del mundial) está armado para que los buenos jugadores no se luzcan. Se emplean tácticas tan rígidas que se los abandona a su suerte, se los deja rodeados de contrarios y se prefieren esquemas donde un burro y un gran profesor pueden intercambiarse. Un goleador puede salvarse porque lo ayudan. Un armador nunca. Tiene que hacer pases de magia. River solía armarse alrededor de Alonso, Independiente de Bochini, etc. Eso es lo que los técnicos de hoy tratan de evitar. Por eso los partidos son tan frustrantes.

Hubo buenos arbitrajes: Pompei, Beligoy, Laverni. No tan buenos: Favale. Menos buenos: Lunati, Baldasi. Pero, repito, mucho mejores en general que los del torneo anterior. Otra vez vi los seis partidos televisados del fin de semana. Me siento un héroe. Y un inútil.

Foto: Flavia de la Fuente

4 respuestas to “Un héroe inútil”

  1. lpvd Says:

    Deberías hacer ejercicio, Quintín. Una persona de tu edad y contextura, todo el día sentada en frente del televisor, puede llegar a terminar mal. Te lo digo de onda.

  2. pablo Says:

    lo de mauro zárate es grandioso. y lo de lavolpe, inexplicable. mauro es un jugador que transmite una frescura casi femenina. ¿no vieron cómo reacciona después de hacer un gol? sonríe y busca la mirada de sus compañeros, como queriendo compartir la felicidad por lo que acaba de hacer, o buscar su admiración, en lugar de esquivar los bultos como se usa ahora.

  3. Matias Says:

    Veo que la tenés con La Volpe, Quintín. La verdad, no veo el motivo por el que te irrita tanto. Pobre tipo, prácticamente no le reconocés ningún mérito.
    Sin embargo, de todas las críticas que le apuntás, hay una en la que me parece que das justo en el clavo: el Bigotón es contradictorio. Muy contradictorio. Y ese es su principal defecto. Por un lado, es un tipo que defiende el fútbol de ataque, que impulsa (o más bien, obliga) a sus jugadores a jugar por abajo, que suele poner más jugadores ofensivos que el promedio de los técnicos. No creo que estés en contra de ninguna de esas cuestiones, ni que tampoco las puedas negar. El problema es que a veces no entiende el peso que tiene un jugador en el equipo, por su talento o por lo que simboliza. Lo que vos interpretás como celos, yo lo veo como ceguera. Su esquema (ofensivo, pero esquema al fin) se impone sobre los nombres. Lo demostró sacando a Guillermo en la final contra Estudiantes, no poniéndolo contra River en el Monumental. Desde el punto de vista técnico, pudo tener razón, pero no desde lo anímico (soy de River, y te puedo asegurar que si lo ponía al Mellizo en el Monumental con el partido 2-1, a mí me daba un infarto). Lo mismo con Mauro Zárate el otro día. Quizás Zárate estaba cansado, y era mejor cuidarlo, y Velez ya estaba ganando. Y es verdad que en su lugar puso a otro delantero. Pero la señal al contrario fue: ‘miren, saco a mi mejor jugador: ahora pueden pensar sólo en empatarme’.
    Pero te lo digo en voz alta: prefiero a La Volpe, antes que a Merlo, Ruggeri, Falcioni, etc. Y su Vélez juega bien, y va a jugar mejor todavía.
    Un abrazo

  4. Javier Pérez Leiva Says:

    La Volpe, como Van Gaal, cree, o dice creer, que sus esquemas son perfectos. Y que si no se cansa de ganar todo es simplemente por incompetencia de los jugadores. El entrenador, (como todos, en todos los rubros) debe saber adaptarse al material que le toca en suerte. Es como si un cocinero de Retiro exigiera como condición para hacer bien su trabajo, freir las milanesas con aceite de oliva. Es intolerante y gusta de romper uno de los pocos códigos futboleros que respeto: habla del (mal) rendimiento de sus jugadores con la prensa. Eso no es franqueza ni frontalidad. Es una buchoneada. Si no te gustó, sacalo del equipo y la gente va a notar tu descontento. Veo en Caruso Lombardi un lavolpe en potencia. Ojota.

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